El aislamiento físico ha tenido un gran efecto en casi todos los aspectos de nuestras vidas. Han cambiado mucho las cosas en muy poco tiempo: la rutina de cada día, la manera de vincularnos, y hasta el modo en que cuidamos nuestra salud. Todos tenemos dudas sobre lo que podría suceder en el futuro, y cada uno lidia con eso de diferentes formas. En este contexto, desarrollar estrategias para encontrar el bienestar emocional se vuelve fundamental.
Aquí algunas recomendaciones que tienen efectos probados:
- Es natural sentir tristeza, enojo, confusión o miedo ante una situación de crisis, lo desconocido, o un cambio repentino. Pero si dejamos que estos sentimientos nos dominen, nos exponemos al agotamiento y nos volvemos menos capaces de afrontar los desafíos. En lugar de ello, podemos apelar a otros recursos emocionales para encontrar calma, como por ejemplo, hablar de lo que sentimos con personas de nuestra confianza. Sentirse cerca de los demás reduce la ansiedad.
- El no poder continuar con la propia rutina habitual nos puede hacer sentir que perdemos la sensación de control. Por eso organizarse y establecer nuevos hábitos, permite encontrar mayor estabilidad y una dirección para lo que hacemos a diario.
- Los sentimientos de desánimo pueden surgir en mayor medida después de cierto tiempo de permanecer en nuestras casas, e incluso acentuarse con la llegada del invierno. Para contrarrestarlos, es importante encontrar un balance en las actividades de todos los días, por ejemplo, destinando un tiempo para el ejercicio físico; otro para relacionarnos con personas; otro para trabajar, estudiar o concentrarnos en algo que nos hubiéramos propuesto o simplemente descansar. Y muy importante, un tiempo para seguir en contacto con la luz solar.
- El distanciamiento físico puede provocar sensación de soledad, especialmente en personas que viven solas. Hay que tener en cuenta que muchos otros están en la misma situación y que podemos encontrar nuevas formas de vincularnos, tal vez con vecinos o bien con nuestros afectos de siempre por medios virtuales. Cuidar nuestras relaciones es algo importante en los momentos de crisis porque mantiene y estrecha los vínculos, beneficiando a ambas partes.
- Aceptemos y comprendamos las emociones que se presentan en vez de luchar contra ellas, ignorarlas o juzgarnos por sentirlas. Darse permiso para ser vulnerable, es una parte de nuestra vida emocional y una forma de seguir aprendiendo sobre nosotros mismos. Cuando aceptamos una emoción en vez de ocultarla, estamos en mejores condiciones de afrontar la situación, incluso es posible que la emoción se empiece a disolver.
- Ante una situación difícil, el mero hecho de detenerse y respirar, nos puede tranquilizar. Hacer una pausa antes de reaccionar es importante para poder elegir cómo queremos hacerlo. Y recordar que siempre se puede recurrir a las habilidades que utilizamos en el pasado, esas que nos ayudaron a manejar las adversidades en otros momentos difíciles.
- En este momento, todos necesitamos aprender a poner un límite a las preocupaciones (que no es lo mismo que ignorar los problemas). Hay tantas formas de hacerlo como personas. Un consejo entre muchos posibles, es invertir al menos 5 minutos diarios en valorar la naturaleza. Esto aumenta nuestro bienestar emocional, pudiendo reducir la ansiedad e incluso tener efectos benéficos sobre la tensión arterial.
- Si aparecen sensaciones de monotonía o aburrimiento, es bueno apelar a nuestra capacidad y la de otros de ser creativos, reorganizando y creando nuevos hábitos que nos hagan sentir bien. Recordá que todos, tanto niños como adultos, necesitamos mantener espacios de juego y divertimento, de contacto con la expresión creativa o incluso con la contemplación artística, ya que promueven emociones positivas que impactan sobre nuestra salud general.
- Mantenernos activos cada día es más importante ahora. Aun estando dentro de la casa, hay muchas formas de lograrlo, desde tareas del hogar, jardinería, hasta una clase de yoga, danza o ejercicios por internet. Estar en movimiento, hacer ejercicio físico, relaja y genera hormonas que estimulan el sistema inmunitario. Recordá que esto debe acompañarse siempre de una correcta alimentación e hidratación.
- Es posible que se hayan alterado nuestros horarios de sueño dado que todas nuestras rutinas diarias han cambiado. Sobre este tema en particular, hay muchas recomendaciones en el artículo “Cómo dormir bien en tiempos de COVID-19”.
- El tabaco, el alcohol u otras drogas no son una opción para lidiar con las emociones. Si nos sentimos abrumados, lo mejor es buscar ayuda profesional.
¿Cuándo terminará todo esto? Nadie lo sabe, lo que sí sabemos es que lo que hayamos aprendido en este tiempo quedará con nosotros como herramienta para toda nuestra vida.